Cuento la Ratoncita Dulce
Cuento la Ratoncita Dulce
Había una vez, una Ratoncita linda que vivía en una casita muy bonita que tenía un hermoso jardín lleno de flores, ahí vivian también unas abejitas que eran sus amiguitas.
Cierta tarde, la Ratoncita linda se acercó al jardín saludando a sus amigas las abejitas. “Linda tarde, podrían regalarme miel para endulzar mi lechita? Ellas contestando “Amiguita, por supuesto, sabes que cuando gustes aquí tienes la que necesites”. “Gracias” respondió la Ratita linda tomando la miel y retirándose hacia su casita.
Al día siguiente de nuevo, como todas las tardes, la Ratita linda preparó su lechita caliente y la endulzó con miel. Ese día pasaba por ahí un Ratoncito muy guapo que sintió un aroma muy delicioso, miró hacia los lados para descubrir de dónde provenía ese delicioso aroma, se detuvo y se dirijió hacia la casita de la Ratoncita. El Ratoncito tocó a la puerta dos veces “Toc, Toc”; la Ratoncita linda salió para ver quien tocaba a su puerta y miró que era un Ratoncito muy guapo; en seguida el Ratoncito saludó “Buenas tardes ¿es de aquí de donde sale ese aroma tan delicioso?”, la Ratoncita respondió, “Sí, es la lechita que tomo todas las tardes endulzada con miel”. Ella le ofreció al Ratoncito una tacita de leche y se sentaron los dos a disfrutar y platicar en aquella linda tarde, poco a poco se convirtieron en grandes amigo y con el tiempo llegaron a enamorarse.
El Ratoncito todas las tardes pasaba a visitar a la Ratoncita linda, disfrutando de la deliciosa tacita de leche con miel que juntos tomaban y era motivo para que platicaran.
Un día, el Ratoncito como todas las tardes tocó a la puerta de la casita de la Ratoncita “Toc, Toc”; La Ratoncita lo invitó a pasar como siempre y le ofreció la tacita de leche con miel. El Ratoncito respondiéndole dijo “Hoy no tomaré lechita con miel, pues he venido para … “ y al mismo tiempo que hablaba sacó un ramo de lindas flores y un anillo de compromiso “He venido a pedirte que te cases conmigo”. La Ratoncita linda emocionada por lo que estaba escuchando respondió “Sí, acepto casarme contigo” y se dieron un fuerte abrazo los dos emocionados por lo que acababan de pasar.
El día siguiente, las abejitas ayudaron a vestir a la Ratoncita Dulce. Vistiéndola de blanco y colocando un velo en su cabeza y un listón en su colita. El Ratoncito vestía un traje muy elegante con un moño en el cuello. Se casaron y la boda fue muy bonita.
Cierto día, la Ratoncita Dulce, porque siempre le gustó mucho la miel; y el Ratoncito Guapo, decidieron escribirle una cartita a la cigüeña donde le pedían un bebé Ratoncito; le pidieron a una de las abejitas que le llevara la cartita hasta donde vivía la señora cigüeña.
Pasó el tiempo, pero un día, tocaron a la puerta de la casita de los Ratoncitos esposos y ellos corrieron para ver quién era y cuál fue la sorpresa que quien llamaba era la señora cigüeña con él bebé Ratoncito que le habían pedido en la cartita. Llenos de felicidad revisaron al bebé y este era un Ratoncito muy lindo y con los ojitos de color miel. La Ratoncita feliz dijo “Amor? nuestro bebé tiene los ojitos muy bellos del color de la miel”; adelantándose y respondiendo la cigüeña comentó “Él bebé tiene los ojitos del color de la miel y cada que ustedes lo miren recordarán haberse conocido y enamorados por ese aroma delicioso de la leche endulzada con la miel”. El Ratoncito y la Ratoncita dulce se miraron a los ojitos y al mismo tiempo se abrazaron asentando la cabeza por lo que la señora cigüeña había comentado.
Los Ratoncitos fueron muy felices en su matrimonio y con el hijo tan lindo de los ojitos del color de la miel.
Moraleja: Valoremos cada cosa linda que nos sucede en la vida y nos hace feliz, por más que pensemos que es muy pequeña o cotidiana.
ARTURO SANTO Y SOFIA
Comentarios
Publicar un comentario